El alquiler con opción a compra se ha convertido en una de las modalidades de uso de viviendas más demandadas en los últimos años. La dificultad para acceder a hipotecas y la debilidad del mercado de trabajo parecen ser las causas detrás de este auge, además de lo interesante que resulta tanto para inquilinos como para propietarios.
¿En qué consiste el alquiler con opción a compra?
El alquiler con opción a compra consiste en contratar el usufructo de una vivienda. Para ello se paga un alquiler mensual habitual, pero lo novedoso radica en que se puede pactar la posibilidad de comprarla en un plazo de tiempo determinado de manera definitiva. Durante el tiempo establecido, el inquilino tendrá la capacidad de decidir si se queda con la vivienda o no.
Mientras que toma la decisión pagará un alquiler al uso y puede pensar si es realmente el tipo de vivienda que necesitaba o buscaba. Si el inquilino ejerce su derecho a compra, el propietario tiene que restar al precio de la vivienda las mensualidades ya pagadas durante el periodo del alquiler.
¿En qué beneficia al propietario?
Los propietarios optan cada vez más por esta modalidad porque así evitan que las viviendas estén vacías durante mucho tiempo esperando un comprador definitivo. Esto les ayuda a evitar la okupación, a reducir los gastos de mantenimiento de las viviendas y además es una buena estrategia de marketing para convencer a los inquilinos de las bondades de la vivienda, ya que la mayoría suele ejercer su derecho a compra.
Sin duda, el alquiler con opción a compra es una modalidad versátil y flexible que beneficia tanto a propietarios como inquilinos, así lo vemos en GNF. Todas las previsiones del sector inmobiliario esperan que siga creciendo en los próximos años.